El color, como la tipografía, el espacio y la composición, son componentes que tienen un determinante valor icónico y su efecto ha sido tan válido en los tradicionales medios de información –díganse periódicos, revistas, panfletos o volantes- como lo es hoy en la comunicación virtual.
A manera de ejemplo, hace algunos años, en un diario de circulación nacional, se elaboró un suplemento para celebrar el aniversario de fundación de una república asiática. Hermoso, realmente hermoso; pero los representantes diplomáticos no sólo se negaron a pagarlo, sino que presentaron una airada protesta. ¿Por qué? Porque el fondo de la primera página era de color amarillo.
Resulta que el amarillo es el color de luto, en ciertos países asiáticos (como China), de la misma forma que ocurre con el blanco en la India y el negro en Occidente. Tal es el valor icónico que puede alcanzar el color, dependiendo, en gran medida, de la cultura.
Existe coincidencia entre los profesionales de la sicología y el diseño gráfico, que los colores influyen en el estado de ánimo, las actitudes y las decisiones de las personas. De ellos depende –en gran medida- que un visitante abandone una página web o se detenga y se interese en su contenido.
De ahí la importancia de que tanto los profesionales del diseño como los clientes que contratan la confección de un sitio web asignen especial importancia a los colores, los tintes, los tonos, la saturación, el equilibrio, el espacio y el contraste, como componentes claves para influir en el estado de ánimo del usuario de internet.
Partamos de que en nuestro hemisferio occidental, los colores cálidos (rojo, amarillo, anaranjado) son relajantes y creativos, pero pueden generar sensación caótica y estresante y que los colores fríos (verde, morado, azul) son profesionales y acogedores, pero pueden parecer agresivos y pesados.
A partir de la comprensión de ese principio básico, podemos llegar a la conclusión de que la adecuada utilización de los colores puede convertirse en una herramienta estratégica de enorme beneficio.
En lo relacionado con el color y la composición de las páginas de internet, los investigadores han identificado ciertas reglas básicas que los diseñadores –de común acuerdo con quienes contratan el diseño- deben tomar en cuenta, si lo que se quiere es alcanzar el éxito: identificar al público meta; estimular al visitante; la armonía y el equilibrio, la composición y el peso de colores.
- El público meta: Los colores a escoger dependerán, en gran medida, del grupo al que esté dirigido el mensaje. A título general, el público masculino adulto se inclina hacia los colores oscuros, como el gris y el negro, y los colores fríos, como el azul y el verde; el público femenino prefiere colores pasteles (violeta, celeste, rosado); y el público joven opta por los colores llamativos, como el naranja.
- El estímulo emocional: Los colores estimulan el cerebro: el mar azul; la campiña verde; el atardecer de fuego. Cada color evoca una sensación diferente, que varía desde la tranquilidad, la seguridad, la confianza, la pasión, la energía… pero dependerá, como ya se ha dicho, de la tradición y las convicciones culturales.
- Los colores apropiados: Los que nos permitan crear armonía y equilibrio. Colores de la misma escala cromática, colores complementarios, colores contrastantes, sin llegar nunca al exceso. Los contrastes –la combinación de dos colores que no tienen relación entre sí- son importantes para resaltar textos e imágenes.
- Composición y peso: Hay colores que llaman más la atención que otros, como los cálidos, los oscuros y los tierra. Son los que nos sirven para dirigir la vista del visitante y resaltar los elementos más importantes.
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Nota: Con el fin de que este artículo no resulte muy extenso, nos estaremos refiriendo a los estímulos emocionales que generan los colores, en específico, en una próxima entrega.