Hoy vamos a hablar de aplicaciones y si es mejor hacer una app o un sitio web responsive, o sea, amigable con celulares y dispositivos móviles en general.
Nos pasa muy seguido que nos contactan pidiendo el desarrollo de una app y no han faltado los que piden “una como Uber” o “que sea como Amazon pero con Ebay”… ya desde ahí empezamos mal 😅
Lo que hay que tomar en cuenta es que son procesos distintos. De modo macro:
- El desarrollo de la aplicación como tal, que si es sencilla y básica hay sitios llamados “app builders” donde uno mismo puede hacer una aplicación funcional, para iPhone y Android, pagando una mensualidad. Pero si son requerimientos ya a medida, ahí cambia la cosa y entran en juego más factores.
- Mercadear o dar a conocer la aplicación, generalmente usando campañas de pago. Por cierto, esto es algo que a veces no se considera en el presupuesto y, sin duda, es muy necesario.
- Que el usuario quiera instalar la aplicación y decidirse a usarla, para ver lo que ofrece. Pero recuerde que está compitiendo contra WhatsApp, Facebook, Booking, Deezer y otro montón de aplicaciones más.
- Que la app le aporte valor al usuario. Si no le resuelve algún problema que tenga, una de dos, dejará de usarla o simplemente la eliminará.
No es que las aplicaciones no funcionan. Claro que funcionan, pero hay más en el proceso que nada más hacer la app y ya. Quizá le convenga iniciar con un sitio web responsive, funcional, que le permita además ser encontrado desde buscadores y, cuando tenga una base de usuarios y clientes que necesiten realmente que se les atienda a través de una aplicación robusta y que aporte valor, entonces si de ese paso.