Afirmar que los sitios web y las redes sociales funcionan de la manera que ocurre con los países y sus embajadas es más que una metáfora; es una forma de definir la estrategia empresarial, con sus facilidades y regulaciones, en que se desenvuelven los medios de comunicación virtual.
Partamos de una apreciación simple: mi blog o mi sitio web son mi patria; son míos y en ellos ejerzo mi soberanía. Esa condición me permite definir cuándo y cómo publicar mis contenidos (textos e imágenes sobre servicios, ofertas, noticias, testimonios, etc.) contar con los datos que requiero (detalles de los clientes, como su e-mail, dirección, nombre, número telefónico, etc.) y –entre una larga lista de decisiones soberanas- decidir a dónde envío mis embajadores.
En las redes sociales, que también funcionan como grandes naciones soberanas, mis embajadores deben limitar su acción a las posibilidades permitidas por los anfitriones:
- 140 caracteres en el caso de Twitter,
- no usar un perfil de Facebook como página de empresa,
- no usar material con derechos de autor en YouTube,
- etc.
Pero lo cierto es que una patria –por muy abundante y exótica que sea- es una isla virtualmente inexistente, si no cuenta con promotores que inviten a visitarla. Ellos, a través de las redes sociales, cumplen la función del embajador que estimula a comprar o invertir en su país, a disfrutar sus playas y montañas, con sus hoteles, su gastronomía y su gente… en nuestro caso el contenido del blog, el video más reciente, información de nuestros servicios, proyectos recién publicados, etc., de ahí la importancia de tener «una patria bonita y presentable», o sea, un sitio que reciba el adecuado mantenimiento para estar presentable para esos turistas que nos enviarán las embajadas.
La “Estrategia País-Embajada para medios virtuales” es un concepto desarrollado por el consultor Eric Schwartzman, que ha venido ganando terreno entre los estrategas de la comunicación virtual, como una forma de explicar la importancia de contar con un sitio web y complementarlo con las redes sociales.
Un modo de ver los perfiles virtuales
En teoría, el ideal de un empresario tradicional podría llevarlo pensar en montar un local bien ubicado y mejor abastecido y con una atención seductora, por la que los clientes van a ir llegando a abastecerse, hacer negociaciones y regresar a lo suyo enteramente satisfechos.
Igual en internet. El empresario también podría pensar que puede atraer a los clientes con una magnífica oferta, presentada a través de un blog o un sitio web excelentemente diseñado. Así –podría pensarse- no solo me visitarán los clientes; también lo harán mis proveedores, en lugar de que yo vaya a buscarlos.
Pero, aunque “virtual”, la realidad no funciona así. Hay millones de empresarios que están haciendo lo mismo, y una buena parte de su éxito dependerá que de que a su sitio web –su patria, su propio terreno, su mesa de negociaciones- lleguen los clientes interesados en su producto.
Para lograr que, en algún momento, el sitio web (o el blog) se convierta en el perfil más visible, a donde queremos llevar a nuestros clientes, hay que irlo construyendo poco a poco. Hay que optimizarlo, utilizando cada herramienta y cada estrategia a la que podamos tener acceso y luego darle la debida divulgación en aquellos canales donde están mis clientes potenciales (redes sociales).
Como en los viejos tiempos
Al dar los primeros pasos en el fortalecimiento de nuestra marca, es preciso recordar que las redes sociales no sustituyen a los viejos esquemas publicitarios; sólo los complementan y enriquecen.
Un mensaje en una red social puede desatar respuestas negativas expuestas a todo el público (algo que es manejable en el sitio web) y hasta encontrar competencia a través de espacios pagados ubicados a la par de nuestros mensajes… de hecho uno puede pagar (en Facebook) una campaña dirigida específicamente a aquellos seguidores de las páginas A, B y C… ¡mis competidores!
Todavía más: un perfil en una red social tiene la misión de difundir nuestros intereses, y goza de inmunidad diplomática; pero como embajada que es (y no como territorio soberano) también debe cumplir con las leyes locales del país anfitrión. De no obedecer esas leyes, la deportación puede volverse inminente.
Entonces: ¿Para qué tener una representación en un país que nos puede resultar hostil? Porque ofrece oportunidades de algún tipo (sociales, económicas o políticas). Quizás no nos interesen sus asuntos políticos, pero es terreno fértil para hacer negocios; quizás tenga dificultades sociales y nosotros podamos ayudarle.
Contar con miles de amigos en una red social y que le den muchos “like” a nuestros contenidos no sirve de mucho, si no ingresan a nuestro territorio y para lograrlo hay que invitarlos y facilitarles el acceso. Y, de nuevo, si visitan mi país pero está viejo y desorganizado (tiene contenido muy viejo o desactualizado) no será atractivo que quieran invertir aquí (comprar nuestros servicios o productos).
Es preciso contar con las herramientas que generen comentarios, que comprometan al amigo a detenerse en un video, a asombrarse con una galería fotográfica, a observar nuestro producto, a visitarnos y conocer y disfrutar nuestro territorio, a través de nuestros embajadores.
Contar con un magnífico sitio web o un blog, con una importante visitación, es posible, y usted no tiene que ser un maestro en la instalación y el uso de las herramientas que nos ofrece internet. Nosotros le ayudamos a instalarlas y aprovecharlas; en ZEWS somos profesionales y estamos para servirle. Desde mantenimiento de sitios web hasta posicionamiento en buscadores, tenemos lo que necesita para sacar el máximo provecho al flujo de visitantes que llega a su sitio web.