Ha habido coincidencia, entre los entendidos, que Facebook –y las redes sociales, en general- son la principal aproximación que han tenido los seres humanos al ejercicio del derecho a expresar su pensamiento y ser escuchado. Pero aún con los botones alternativos de “me gusta”, lanzados por Facebook a finales de febrero de 2016 para todo el mundo, siguen existiendo condicionantes.
Después de doce años de estar supeditados al botón me gusta (además de la posibilidad de eliminar de la vista o denunciar una publicación desagradable o emitir un comentario en contrario) Facebook puso a disposición de los suscriptores seis botones complementarios.
Ahora se puede valorar una publicación con el tradicional “me gusta” o bien, con “me encanta”, “me divierte”, “me alegra”, “me asombra”, “me entristece” y “me enoja”. En las computadoras basta con posar el cursor sobre “me gusta” para que aparezcan los otros íconos; en los teléfonos inteligentes el proceso es tan simple como presionar y sostener el botón “me gusta”.
Pero son reacciones de valoración de un contenido y no contra la publicación. Es decir, Facebook incluye opciones complementarias del “me gusta”, pero todavía no incluye el botón “dislike” (no me gusta) para el artículo o el comentario publicado. El “me gusta” la fortalece.
Estos nuevos botones, que notablemente recibieron una inmediata y favorable acogida de los suscriptores, al menos demandan un cierto rango de análisis, más allá del mecánico y si se quiere reflejo “like” que se observa masivamente en fotografías solitarias o notas rojas y faranduleras.
Pero siguen apareciendo imágenes grotescas de animales agusanados, personas muertas y toda suerte de escenas desagradables, contra las que solamente queda el comentario (un recurso que exige tiempo, pensamiento y voluntad para escribir) o dejar de seguir una página o un muro que también contiene buenos contenidos. No hay “dislike”, para informaciones específicas.
Claro que la omisión del “no me gusta” no obedece a la casualidad. El lanzamiento de los nuevos botones de reacción es el resultado de un trabajo que han venido realizando investigadores, ingenieros y equipos de trabajo, respaldados por sociólogos, a lo largo de más de un año.
Y si bien es posible que no se lleguen a cumplir todas las expectativas de los suscriptores del mundo, los muñequitos son útiles y entendidos universalmente y Facebook sigue mejorando las herramientas de uno de los medios de comunicación social más valiosos de la actualidad.
Y usted, ¿que opina de estos nuevos botones? ¿Hubiera preferido el «dedito abajo» para el «no me gusta»?